Descubrir si la piel es grasa es sencillo, su apariencia la delata. Es una piel de aspecto brillante y tacto untuoso. Además es un cutis apagado y de poros dilatados, propensa a la aparición de granitos, acné y puntos negros. Toda la piel está recubierta por una película protectora de grasa, resultado de la acción de los andrógenos, las hormonas sexuales masculinas. Pero en algunas ocasiones estas hormonas producen un exceso de grasa dando lugar a una tez apagada y sin luminosidad. Este tipo de piel es más gruesa que el cutis normal y por tanto más resistente al paso del tiempo y a los factores ambientales. Las arrugas aparecen mas tarde.
Algunos factores como una dieta rica en lípidos, azúcares o fritos aumentan la producción de grasa. El sol, el calor y algunos productos indicados para la desecación de la piel también pueden estimular la actividad de las glándulas sebáceas.
Es frecuente que se trate de solucionar este efecto con medidas de limpieza poco recomendables como la utilización de jabones agresivos y leches o tónicos con alcohol. Estos hábitos no son recomendables ya que pueden provocar un efecto rebote.
Para conseguir el efecto de una piel normal hay que empezar por mantener una piel perfectamente limpia. De este modo se evita la proliferación bacteriana y que el exceso de sebo obstruya los poros.
Tanto por la mañana como por la noche hay que limpiar la piel a conciencia para retirar las impurezas de el rostro. Una par de veces a la semana hay que realizar una mascarilla, yo recomiendo la mascarilla de arcilla ideal para conseguir una piel con luminosidad, sin acné, y con un tacto suave.
Después de limpiarse el rostro y antes de usar la crema adecuada a nuestro tipo de piel hay que usar un tónico (sin alcohol) para que la crema de después penetre mejor en la piel.
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